Osorno, Chile, 15 jun (PL) En menos de 24 horas y tras cumplir una intensa agenda en Santiago, los enviados especiales del papa Francisco a Chile intentaron tender puentes de reconciliación pero siguen abiertas heridas por los abusos sexuales.
La llegada a esta ciudad, a más de 900 kilómetros de la capital chilena, puso paños fríos a un panorama muy tenso. El obispo de Malta, monseñor Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu, afrontan una difícil misión.
Investigadores del Vaticano, que luego de su anterior visita al país austral en febrero entregaron un informe de 2,300 páginas al Sumo Pontífice, vinieron aquí para limar asperezas dentro de una comunidad religiosa dividida.
Scicluna y Bertomeu, en todo caso, han sido bien recibidos en Osorno, como se puso de manifiesto cuando personas que protestaban cada domingo contra el ahora exobispo Juan Barros, destacaron que «el duelo se ha terminado y ahora portamos globos verdes».
Barros fue designado en 2015 como obispo de Osorno, un hecho que desató la furia de numerosos feligreses, conocedores de que estaba acusado de encubrir actos de pederastia con seminaristas del defenestrado cura Fernando Karadima.
Después de un largo y complejo proceso, la renuncia de Barros fue aceptada el pasado lunes por el Sumo Pontífice, pero los Laicos de Osorno esperan que haya mucho más en la purga del clero en el país austral.
En el ambiente surgió una idea. La posibilidad de que se forme una Comisión de la Verdad para profundizar en los expedientes de trasgresiones sexuales de ministros de la Iglesia católica en Chile.
«Podría ser, pero en el fondo no será la única solución, acá hay buenos profesionales del derecho que puedan trabajar, que puedan actuar y acoger a la víctimas (…) que informen a las víctimas de sus derechos de denunciar civilmente sus abusos», opinó Bertomeu.
Por otra parte, el cura español consideró asimismo que la reparación económica es un derecho al que pudieran aspirar víctimas de los abusos el clero en la nación sudamericana.
A Osorno no ha arribado todavía el nombrado administrador apostólico y exobispo auxiliar de Santiago, Jorge Concha Cayuqueo, de quien es espera asista a la misa del domingo que oficiarán también Scicluna y Bertomeu.
«El clero está dividido. Necesitamos dialogar. Ahora ese es nuestro papel, tenemos que hacer un mea culpa, y junto con el nuevo administrador apostólico buscar la reconciliación», comentó el párroco Peter Kliegel, opositor a Barros.
El padre Kliegel no participa en las eucaristías en la Catedral de San Mateo desde 2015.
Sin embargo, está ahora feliz con la ceremonia del domingo. «Es una tremenda alegría y espero que todos entren», confesó.